lunes, 9 de julio de 2012

01.03 Vestidos y Calzado

El vestido
Como ha ocurrido a lo largo de toda la historia, quien marcará la pauta a la hora del gusto del vestir, será la mujer aunque como también veremos, los hombres cuidarán de una forma muy especial su apariencia exterior. No olvidemos también la importancia que tuvo para este pueblo la conservación de su cuerpo en la espera de un mundo mejor.
El benigno clima de Egipto, hizo que el vestido de todas las épocas fuese ligero y fresco.  Se empleó casi siempre el lino, de una textura semigruesa. En épocas del Imperio Nuevo, como veremos más adelante se empleará para realizar los sugerentes vestidos de la XVIII y XIX dinastía, un lino especialmente fino denominado byssus, importado de Siria.
La lana fue raramente empleada ya que se consideraba a esta impura, pues era el tejido que habitualmente empleaban los pueblos asiáticos. El algodón no fue conocido en Egipto hasta la época romana.
El vestido femenino  evolucionará a lo largo de la historia de Egipto, como veremos a continuación. Mientras que para el hombre se va a mantener más homogénea. Este casi siempre empleará el kilt corto con los dos extremos cruzados y anudados a la altura de la cadera.
Durante el Imperio Antiguo, la sobriedad tanto en la indumentaria como en el peinado marca la pauta. Para la mujer noble, los vestidos son de tirantes anchos y largos hasta los tobillos y los brazos se cubrían con una especie de túnica.
El Imperio Medio deja en libertad parte de la anatomía femenina. El busto se muestra sin reparos y de una forma sugerente.
Pero el gusto por lo exquisito le llega a Egipto de Oriente. Las mujeres del Imperio Nuevo se cubren con el fino lino procedente de Siria, las transparencias y los pliegues   marcan las suaves curvas de sus cuerpos. Vestidos largos, anudados a la cintura con fajines de colores, que se entreabrían dejando al aire las torneadas piernas de sus dueñas. Sobre estos, túnicas plisadas, con mangas. En otras ocasiones una especie de chal longitudinal, también plisado, se recogía en forma de abanico sobre los hombros. En alguno de estos vestidos se cosían plaquitas de fayenza, o pasta de cristal que al caminar, chocaban entre sí, y  producían un sugerente sonido como de campanillas. 

La Indumentaria en Egipto era una consecuencia directa del clima: cálido y seco, y de la forma de vida, al aire libre.

Indumentaria masculina y femenina. Imperio Antiguo.
Se usaban ropas exclusivamente de lino, aunque al principio se usaba el algodón, se impuso el lino por la creencia de que era más puro, y se cultivaba para fines textiles en exclusiva. El color preferido era el blanco, aunque podía llevar algunos dibujos en los bordes.
La lana era conocida, pero fue considerada impura, ya que todas las fibras animales eran objeto de tabú, A partir de la conquista de Alejandro Magno, comenzó a emplearse la lana en las prendas de carácter cotidiano y continuando prohibidas en los templos y santuarios, dónde los sacerdotes debían usar ropas de lino de color blanco.


Vestuario popular

Los campesinos, los trabajadores y las personas de condición modesta, solían ir con un taparrabos, y si se vestían, llevaban sólo el shenti, usado por los varones de toda condición social, que consistía en una especie de faldilla que se arrollaba a la cintura y se ceñía con un cinturón de cuero. Durante el Imperio Nuevo, hacia 1425 a. C., comenzó a usarse una túnica ligera, o camisa sin mangas, así como una especie de jubón plisado.
Sethy I, con shenti y claft. Imperio Nuevo.

Vestuario de la nobleza

Entre la gente de alta posición se adornaba la pieza con bordados y se colocaba sobre un calzón o túnica. Encima del schenti llevaban las personas de distinción una especie de saya corta formando menudos pliegues, que para salir de casa se cambiaba por una túnica con mangas o sin ellas, ambas de fina textura. Para cubrir la cabeza ambos sexos usaban una peluca postiza, y los hombres un tocado particular, el nemes, que se formaba con un lienzo cuadrado, hecho con una tela a rayas cuyos colores mas comunes eran el azul y el amarillo, ajustado a la frente y con caídas a los lados.
El vestuario real está bien documentado, vestían de modo semejante que el resto del pueblo, aunque utilizando los símbolos distintivos, como el cetro y la corona egipcia.

Vestuario femenino

El vestido femenino se mantuvo similar durante casi tres mil años, modificado sólo en algunos detalles. Las mujeres llevaban la falda larga y con la cintura muy alta, como un vestido largo y ceñido, de una pieza, sujeto con dos tirantes, que a veces eran anchos y les cubrían los senos. También llevaban una especie de capa corta cubriendo los hombros. La forma de colocarse las túnicas era muy varida, dando la impresión de constituir ropa diferente. A veces usaban una muselina muy fina, otras veces eran telas teñidas y pintadas, decoradas con diversos motivos que imitaban por ejemplo un plumaje como las alas de Isis. Las mujeres trabajadoras llevaban ropas más amplias, incluso algunas iban desnudas también.
En la época de dominación romana, en las tumbas de los coptos, se han encontrado túnicas de forma romana y con adornos iguales a los que usaban los cristianos de las catacumbas (los clavi y calliculae) mientras que otras de ellas carecen de toda costura (túnicas inconsútiles).

Calzado

El calzado podía ser doméstico o ceremonial y se usaba en determinados situaciones y por ciertas personas. Llevaban unas sandalias hechas con juncos o con fibras vegetales, que para los reyes y magnates podían ser de otros materiales, como cuero trenzado, y llevar todo tipo de adornos, rematándose en una punta encorvada hacia arriba. La clase sacerdotal las usaba de Papiro.
El "porta sandalias" era una función administrativa de primera importancia. El titular era el encargado de preparar los archivos, de organizar lo necesario antes de un viaje, de recoger las demandas en la audiencia, etc. (En nuestra época, este papel es semejante al del secretario particular de un ministro o de un presidente de partido). El que tenía el título de porta sandalias del faraón, era uno de los hombres más influyentes del país. (Este papel está ilustrado por la novela Ramsés, escrito por Christian Jacq. Ameni, uno de los personajes principales, es el porta sandalias de Ramses II).
En la vida cotidiana el hombre común iba descalzo y solo en alguna ocasión especial usaba sandalias: cuando tenía que ir a algún sitio llevaba sus sandalias en la mano o las ataba al extremo de un bastón para calzarse al llegar al destino.



   El calzado que utilizaban eran sandalias, realizadas en materiales vegetales como hojas de palma, esparto, juncos o papiros. También se realizaban en cuero pero eran muy costosas. No se han encontrado talleres de artesanos que se dedicasen a estos fines, por lo que se piensa que eran realizadas por las mujeres en el hogar.
     Como ven, señoras y señores, en esta materia no se ha inventado casi nada, y tan sólo somos los herederos de las costumbres de un pueblo con un pasado milenario.



Los antiguos egipcios no sólo eran coquetos, sino que además muy cuidadosos y responsables en temas de estética y salud. El clima de Egipto no es muy favorable y entre tanto aire desértico y el calor intenso, los antiguos se las rebuscaron para mantener un cuidado minucioso de su higiene y belleza, utilizando desodorantes, pastillas para el aliento y perfumes. Las mujeres contaban con varios tipos de productos naturales para cuidar su piel y combatir arrugar, ala vez que evitaban exponerse al sol y no salían a la calle sin maquillaje.
Desde el Periodo Predinástico los hombres y las mujeres del Antiguo Egipto se protegían y embellecían los ojos con mesdemet o khol: un polvillo negro que, mezclado con agua, se empleaba como antideslumbrante del sol, protector de enfermedades oculares y también como repelente de insectos con sólo trazar una línea alrededor de cada ojo.
Hasta la Dinastía IV se empleaba una sombra verde sobre los párpados y se oscurecían las cejas y pestañas con el mismo mesdemet y la ayuda de palitos realizados en madera, metal o hueso; antecedente de nuestra actual máscara de pestañas. Los labios y las mejillas también se maquillaban con oxido de hierro humedecido para dar un tono rojizo.
La manicura y pedicura no se quedaban atrás, pues hay documentos que hablan de especialistas para estas tareas. También combatían las estrías con aceites especiales durante el embarazo, y la depilación fue el más importante de los rituales de belleza. Esta jugó un papel básico especialmente entre el clero. Y entre los tantos rituales de belleza, utilizaban la leche como desmaquillante, hidratantes a base de miel, y tomaban sesiones de masajes con esencias aromáticas.
Ya vemos lo importante que era para los antiguos egipcios el cuidado de la estética y para esto utilizaban un sin fin de utensilios: desde pinzas para eliminar cualquier bello no deseado, cuchillas para rasurar, tarros para ungüentos, recipientes para el khol, espejos, peines y un todo lo que jamás debe faltar en un completo tocador.

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