martes, 10 de julio de 2012

15.03 EL VESTUARIO

Se desató una pluralidad de formas y estilos. 
Como en toda época, una parte del cuerpo femenino llamaba la atención por sobre el resto y los trajes y vestidos se encargaban de resaltarla. 
Esta vez fue el turno de las nalgas, las que se lucían con ajustados pantalones. 
  
El ser extremadamente delgada, sin pechos ni caderas prominentes, eran la herencia dejada por el culto a una belleza anoréxica cuya principal exponente fue la modelo inglesa Twiggy.
  
 Hacia finales de la década, la irrupción de los brillos y bailes de "Fiebre de Sábado por la noche", la película de culto del momento, trasladó la vida hacia las oscuras horas nocturnas. La diversión, la música con ciertos toques electrónicos, las discoteques y las luces hiperkinéticas hicieron de la moda una fiesta. 
El algodón fue desplazado por la lycra y las ojotas de cuero dieron paso a las botas y zapatones de tacón tipo sueco, con una altura exagerada. 
  
La sencillez del maquillaje y el pelo lacio y suelto, se transformó en una producción multicolor y estrafalaria de estilos y formas más complejos y despampanantes. 
El pelo crespo y voluminoso tipo Donna Summer o Jackson Five, guiaban la estética mientras la música "disco" de grupos como "ABBA", "K.C and The Sunshine Band" y Gloria Gaynor entre otros, hacían vibrar a una generación que quería pasarlo bien. 
Derivando de este estilo estrafalario y original, nació una corriente que fusionó los colores de ésta con el inconformismo de los primeros años. Fue así como a principios de los 80 el "Punk" irrumpió en las calles de Gran Bretaña. 








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